Hace poco más de tres meses fui diagnosticado con el VIH. Decir que mi vida cambió completamente es decir muy poco. Desde entonces vivo casi todo el tiempo dominado por el miedo. A veces también siento coraje, vergüenza, desesperación, desaliento, odio... pero esos sentimientos se desvanecen rápidamente. El único que me acompaña casi siempre es el miedo.
Siento miedo cuando me voy a dormir, y también cuando despierto. Cuando estoy entre la gente, mis compañeros de trabajo o mi familia, logro escaparme de él. Pero tarde o temprano vuelvo a estar solo y entonces me esclaviza de nuevo, me somete y me domina.
He llorado una infinidad de veces, deseando que esto no sea verdad, que sea una broma cruel, una pesadilla. Quisiera que no fuera verdad. Pero lo es.
Hasta ahora solamente lo saben mi terapeuta y mi gran amigo Pingüino. Quisiera gritarlo, quisiera decirlo; a mi madre, a mis hermanos, a alguien que me pueda abrazar y consolar. Pero no me atrevo. No quiero avergonzarlos. No quiero causarles una gran pena. He decidido callar, cuando menos por el momento, y esta decisión me atormenta todos los días.
A través de este blog, quisiera hacer contacto con otras personas que estén pasando por esta misma situación, para compartir nuestras dudas, darnos apoyo, información y aliento, sobre todo para darnos ánimo, para recordarnos que seguimos vivos y estamos aquí.