Tuesday, March 22, 2011

Mejor que Nunca

Esta mañana fui a la consulta de rutina; revisaron mi presión, mi peso (¡aumenté un kilo, peso 81.5kg!) y el Dr. preguntó qué tal me había ido con mi tratamiento, ahora que llevo más de un mes. Me preguntó si había sentido molestias, algún cambio. Le respondí que solamente se me había alterado el sueño, pues la mayoría de las noches tengo periodos de insomnio.
"¿Pero te has sentido mal?" No, al contrario, me siento mejor que nunca, con mucho ánimo, con mucha vitalidad, feliz. Estoy enamorado como nunca jamás lo estuve, y aunque este amor no puede ser posible, estoy agradecido por toda la inspiración que ha traído a mi existencia. Sobre todo me ha hecho decidir que no tengo por qué pensar que mi vida amorosa se ha acabado para siempre. No, señor.
Sé que debo ser paciente, más no conformista; no debo esperar simplemente a que las cosas sucedan, sino actuar para conseguirlas... ahora sé que alguien llegará a mi vida y seremos felices dándonos mutuamente amor, apoyo y cuidado para vivir intensamente los muchos días de nuestro futuro.
Han cambiado muchas cosas, tanto miedo qué tenía de empezar un tratamiento, de dar el paso que marcaría el antes y el después... pero ahora veo que fue para bien y a veces pienso que debí hacerlo antes. Pero bueno, si algo he aprendido es que todo tiene su tiempo.
 "Pues veo que ya no tienes diarrea y todo está bien, ya que aumentaste un kilo". Así es, aumenté un kilo, cuando en realidad debería bajar 10 para estar en mi peso ideal. Ah.... ojalá fuera más fácil. Estoy haciendo un poco más de ejercicio, una hora de yoga por las mañanas, y 30 minutos de caminata casi todos los días por la tarde.
Pero lo ideal sería llevar una dieta balanceada, nutritiva, y esto es muy difícil, pues vivo solo, tengo dos trabajos y no tengo a alguien que me pueda preparar comida sana todos los días. Muchas veces me preparo yo mismo mi comida, pero no siempre es posible, sobre todo cuando tengo proyectos de traducción muy extensos.
Tengo el libro "México Entra en la Zona", repleto de recetas apetitosas y nutritivas, pero de verdad se necesita mucho tiempo para preparar los alimentos y yo carezco de él... ¿cómo encontrar a alguien que me prepare de comer todos los días?
Me citaron para una toma de sangre con el fin de hacer la prueba de carga viral, para pasado mañana, y luego a una siguiente consulta dentro de un mes. También me dieron nueva dotación de medicamentos... gracias a Dios, esto me da tranquilidad.
Hace un rato la alarma de mi reloj empezó a sonar. Eran las 10 de la noche, la hora de tomar mi medicamento. ¿Cuántas personas más eligieron esa hora? Creo que muchas. A todos ellos les deseo sinceramente que su vida dé un gran cambio para bien, que se cuiden mucho y que vivan la vida a plenitud.

Thursday, February 24, 2011

Después

El 20 de enero tenía consulta, pero fui un dia antes porque no cedía la soltura de estomago y .aproveché para dejar mis resultados de conteo de CD4. El Dr. me mandó a hacer unos exámenes de copro, y también me pidió que fuera a hacer un estudio de carga viral. Más angustia.
Resultó que sí tenía amibas, tomé el tratamiento, y de paso antibióticos porque los CD4 habían bajado de 486 a 380 y el Dr. quería que evitáramos una enfermedad oportunista. Poco a poco me fui mejorando del estómago por efecto del metronidazol. Fui muy feliz cuando, después de más de un mes, empecé a hacer evacuaciones sólidas.
El 8 de febrero tenía consulta, pero "se me olvidó" que era a las 9:00 y llegué a las 11:30; el Dr. se rehusó a atenderme porque tenía ya muchos pacientes por delante. No se me olvidó la hora de la tcita, más bien me auto-sabotée. Años de terapia me han ayudado a conocer los recovecos de mi subconsciente.
Al día siguiente llegué, ahora sí a las 9:00. Después de las preguntas de rutina y un poco de información, el Dr. empezó a escribir la receta: Norvir, Reyataz y Truvada. ¿Tres medicamentos?, pensé, sin atreverme a preguntar. Pero, si los demás solamente toman dos... o uno. Bueno.
Mi amigo Jorge me había dicho que, cuando él empezó el tratamiento en noviembre pasado, tuvo náuseas, dolor de cabeza, sueños sicodélicos, cansancio extremo y mucho sueño, sobre todo el segundo día. Así que aplacé mi primera toma para el viernes 11 de febrero de 2011 a las 10 de la noche, pues el sábado podría descansar. Un día antes, organicé las pastillas en mi pastillero cortesía de Lilly con capacidad para cinco tomas.
Al sonar la alarma del reloj, cerré los ojos, dirigí una oración al Altísimo, pidiendo su anuencia y su protección y tragué las tres pastillas con un vaso de agua. Ya no había marcha atrás. Se reventó la burbuja. Crucé la línea divisoria.
Para mi sorpresa, no se presentaron molestias como las que sufrió Jorge, si acaso un poco de dolor de cabeza, una ligera acidez estomacal (he tenido mucho peores) y un poco de cansancio y dolor muscular. Antier volví a una consulta de rutina y al Dr. le agradó que no hubiera habido rechazo. Nueva consulta en 30 días más y después de eso un examen de carga viral para comparar.
Estos días me he sentido más feliz, más vivo que nunca, con muchos deseos de cantar, de reír, de ser feliz y amoroso, de pasar tiempo con mis amigos, de correr hasta cansarme, de nadar, de vivir. Me encanta despertar antes de que salga el sol, ver sus primeros rayos, las plantas retoñando y anunciando que la primavera está cerca, los autos, la gente, las nubes, el viento, el aroma de mis azahares, los ojos de mi perro.
Incluso me estoy enamorando como loco, todo el día pienso en él, sueño con besar sus labios, abrazarlo, reírnos juntos, compartir muchos momentos juntos de aquí en adelante. He vuelto a cantar, y escucho canciones que hablan de amores secretos, inconfesados.
Pero él no lo sabe, creo que no se ha dado cuenta. Él también es seropositivo. Él sufre por alguien que ya no está, regresó a su ciudad de origen. Hace poco empezamos a platicar todos los días, con más confianza y apertura. Me cuenta que lo extraña y que quiere que vuelva, yo lo escucho sintiendo que el corazón se me encoge y que me lleno de celos. Y yo que ya no aguanto las ganas de decirle todo lo que siento por él.

Antes

Por fuera, parecía que todo estaba normal. El año se acercaba a su fin, el otoño pasó a ser invierno y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Me emocionaba planear mi viaje de fin de año en Las Vegas.
No obstante, por dentro se desarrollaba una tormenta de angustia y ansiedad. Sentía tanto miedo y desesperación, lamentando amargamente estar solo, vivir solo. Tenía tantas ganas de que alguien se fuera a dormir conmigo, sólo para hacerme compañía, para darme tranquilidad, sólo para que eso me permitiera dormir.
Los hechos violentos consecuencia de la guerra entre narcotraficantes empezaron a ser cosa de todos los días en mi ciudad, y esto aumentó al máximo mi ansiedad y desesperación; mi mente, sin control, me decía que en cualquier momento podían asaltarme, que me secuestrarían, que me tocaría la mala suerte de estar en medio de una balacera, que los ladrones entrarían a mi casa mientras yo dormía. La tensión era insoportable.
En el trabajo estaba irritable. No comprendía yo mismo por qué había dejado de ser una persona ecuánime, de buen humor, sereno.
Mis vacaciones a Las Vegas casi fueron una pesadilla, pues enfermé de faringitis a causa del intenso frío, y tenía el estómago destrozado por una presunta amibiasis y porque los fuertes antibióticos barrieron con mi flora intestinal. Todas las evacuaciones eran aguadas, aunque no diarreicas, y esto me hacía recordar con angustia que en los primeros años del sida, las diarreas eran el signo del fin.
Gracias a la sicoterapia que llevo desde hace varios años, aprendí a ver que sí, efectivamente me enfermé un poco de la garganta, pero más que nada estaba terriblemente enfermo de angustia y de miedo ante la inminencia del inicio del tratamiento.
Con la ayuda de mi terapeuta, pude decirme a mí mismo, en voz alta y con todas sus letras "pienso que me voy a morir muy pronto y tengo mucho miedo"; de este modo el fantasma del miedo se fue difuminando muy poco a poco.

Reencuentro

Pasó tanto tiempo, casi sin darme cuenta, la verdad es que me había olvidado de su existencia. Hoy por alguna razón desconocida volví a entrar a este blog mío, y me dio una gran felicidad recuperar mi espacio privado y personal, ese que tanto necesitaba para volcar tantas emociones que me ahogaban.
Deseo expresar mi más profundo agradecimiento a todas aquellas personas que dejaron comentarios, y lamento mucho, muchísimo no haber estado aquí para responderlos en su momento. Sin embargo, prometo seguir aquí todo el tiempo, he comprendido que este espacio es un lugar de encuentros en donde todos podemos ayudarnos y darnos ánimo.

Ese nuevo empleo, en el que todavía estoy, significó un gran cambio en mi vida. Significó alejarme de la persona que tanto daño me causó, y que casi con seguridad fue quien me transmitió la enfermedad, pues trabajábamos en la misma compañía. He aprendido a hacerme cargo de mi propia responsabilidad en ello, y me ha costado mucho trabajo aceptarla, pero esto no significa cerrar los ojos ante la realidad de su maldad.
Este empleo significó no sólo una mejoría económica, sino emocional; una revaloración de mí mismo, una sanación espiritual, una recuperación lenta y progresiva de mi auto-estima. Ahora veo que mi anterior empleo, rodeado de polvos finísimos de mármol que se iban directamente a los pulmones, de gases contaminantes y aguas podridas, representaba una suciedad asfixiante de la que felizmente me pude liberar.

Mientras tanto, seguí acudiendo a mis consultas médicas. Aún recuerdo que esos días amanecía con una ansiedad y un miedo casi insoportables, me sentía ahogar, sabía que debía tratarme pero deseaba fervientemente no tener que estar en esos lugares, en ese feo hospital, en esas horribles salas de espera. Ciertamente me faltaba mucho para aceptar mi condición de seropositivo. Tal vez todavía me falte.
Todo estaba bien. Era asintomático y los médicos decían que no era necesario iniciar el tratamiento, pues mi cuenta de CD4 no había descendido al nivel que lo hace necesario. Ese día de la consulta, mis nervios estaban de punto, tardé mucho, mucho tiempo en serenarme. Los demás días del mes podía olvidarme del asunto, pretender que no existía la enfermedad, que había sido sólo un mal sueño.
A mediados del año pasado decidí por fin acercarme a un grupo, en el que se reúnen personas seropositivas para compartir experiencias, noticias sobre avances médicos, consejos sobre suplementos nutricionales, ejercicios, dietas y actividades para cuidar y conservar la salud. Esto representó un gran paso hacia mi aceptación como parte de la comunidad VIH.
Mi amigo Alfonso falleció en agosto, apenas dos o tres meses antes le diagnosticaron un tumor cerebral, y aunque resistió una operación y el inicio de su quimioterapia, de pronto su cuerpo ya no pudo resistir más. Lo conocía de más de una década atrás, cuando era novio de mi amigo Pingüino. Y si bien no fuimos muy cercanos porque nuestros caracteres chocaban un poco, en sus últimos meses se aferró con mucho entusiasmo a mí, me preguntaba sobre meditación, me platicaba sus cosas, me confiaba su angustia de no poder ocultar el temblor de sus manos, lo que ningún doctor podía diagnosticar y sólo atinaban a decir "estrés".
Sólo unas semanas antes de su fallecimiento, Pingüino, quien fue el ángel que lo alojó en su casa cuando ya no podía moverse y también estuvo día y noche con él en el hospital, se enteró que había sido diagnosticado con VIH ocho años atrás. A nadie se lo dijo nunca. Nunca pidió ayuda, nunca se quejó. Su familia jamás lo supo tampoco. Al empeorar su salud, Pingüino se lo llevó a Guadalajara. Pero él se quería regresar a Monterrey. Y ya no pudo hacerlo. Cuánto, cuánto lloré su pérdida. Te amo, Alfonso querido, cuántas cosas pudimos platicar y no lo hicimos.

En septiembre tuve mi última consulta del 2010. El Dr. me citó para el mes de enero de este año, y me dijo que muy posiblemente ya iniciaría tratamiento.
A un nivel racional, ya había leído y aprendido lo suficiente como para saber que, mientras más pronto se inicie el tratamiento, mejor. Pero a un nivel inconsciente, lo único que sentía era miedo, miedo, miedo. Miedo a pasar del "antes" al "después" y todo lo que ello significa, miedo a pasar el punto de no retorno, miedo a las pérdidas, miedo a los efectos secundarios, miedo a la otra persona en la que me iba a convertir.
Pero sobre todo, de alguna manera, mientras no estuviera sujeto a la toma de medicamentos, podía engañarme a mi mismo y pretender que no era cierto, que yo nunca había sido diagnosticado con HIV y que no tenía nada que ver con eso (excepto los días que iba al doctor o a un examen).
Mientras que, una vez que empezara a tomar medicamentos, estos serían la prueba irrefutable y absoluta que me recordaría todos los días la verdad, contraje el (temible) virus de inmunodeficiencia humana.

Wednesday, October 21, 2009

Emociones

Alegría.
Estas últimas semanas casi me había olvidado del asunto VIH, pues de pronto me llegó una magnífica oportunidad de empleo y con ello una serie de cambios y de actividades frenéticas... he sido muy feliz y le doy gracias a Dios, al Universo, a todos...
Desde hace tiempo me sentía tan devaluado, con un empleo mal pagado y sin ninguna seguridad, un automóvil que requiere costosas reparaciones y para colmo "la noticia"; prácticamente vivía sin ninguna ilusión, sin hacer planes, sin esperanzas. Pero este trabajo nuevo todo lo cambió, ahora siento que puedo hacer frente a mis necesidades más urgentes y esto me hace sentirme seguro.

Miedo.
Esta es la emoción que inmediatamente se hace presente en mí cada vez que me acuerdo de que soy seropositivo. Es inevitable. Apenas lo recuerdo, siento escalofríos, mi corazón se acelera y mi cuerpo tiembla. Aunque sé que estoy sano y mi conteo resultó satisfactorio, por alguna razón me veo a mí mismo frágil y absolutamente vulnerable. Apenas estoy recuperando las fuerzas.
Es por eso que cada vez que oigo en la TV una noticia acerca de la influenza, siento pavor. Al principio las escuchaba, ahora cambio de canal; no quiero saber cuántas personas han muerto, pues este tipo de conocimientos en la actualidad no me hacen bien.
Ayer vi que una tienda local ofrecía la vacuna y aplicación en su departamento de farmacia, así que sin pensarlo fui inmediatamente a que me la aplicaran. La enfermera me dijo que si mis defensas estaban altas no me pasaría nada, y si estaban bajas, quizá me daría fiebre y un poco de gripe. Pero pasé la noche muy bien y sigo bien, así que creo que todo está bien. Gracias a Dios.
Ahora, a esperar que esté disponible la otra vacuna, contra la A1NH1. Y a tener mucho cuidado, alimentarse bien, evitar en lo posible los sitios concurridos en esta temporada invernal. Me siento un poco mejor pero la preocupación sigue ahí.

Thursday, October 8, 2009

Soleado

No había tenido tiempo de pasar a revisar mi blog. Estoy pasando por un tiempo muy agradable en el aspecto anímico, pues ha sucedido una cosa muy buena: me ofrecieron un nuevo y mejor empleo que iniciaré la próxima semana. Esto me hace sentir muy bien, pues estaré un poco más despreocupado en el aspecto económico.
De salud estoy bien, ya no me han asaltado esos ataques de hipocondría como antes. Me preocupo cuando oigo noticias sobre la influenza, y en general cambio de canal cuando están dando una noticia relacionada. Debo concentrarme en obtener la vacuna contra la influenza estacional primero, y enseguida la A1H1 o como se llame.
Ayer fui a una farmacia y me dijeron que solo los organismos del Sector Salud las están aplicando, y cómo le voy a hacer si yo no tengo Seguro Social. Tengo Seguro Popular, pero no sé como hacerle para convencerlos de que me la deben aplicar sin revelarles mi condición, pues tienen prioridad los niños y los ancianos y ya no soy ni lo uno ni lo otro.
De alguna manera la voy a conseguir. No puedo cometer el error de dejarme descuidar. Ahora no.

Tuesday, September 29, 2009

Positiu

Mi amigo Pingüino me envió una serie de videos de YouTube, muy distintos entre sí, y entre ellos viene este del cantante Víctor Naranjo. Al principio no había captado el tema de la canción, ya que está en idioma catalán, pero cuando lo entendí me sentí muy emocionado. Es tan bonito contar con un gran amigo que piensa en mí y me envía este video sabiendo que será de inspiración para mí. Espero que al ponerlo aquí sirva para dar ánimos a más personas.