El 20 de enero tenía consulta, pero fui un dia antes porque no cedía la soltura de estomago y .aproveché para dejar mis resultados de conteo de CD4. El Dr. me mandó a hacer unos exámenes de copro, y también me pidió que fuera a hacer un estudio de carga viral. Más angustia.
Resultó que sí tenía amibas, tomé el tratamiento, y de paso antibióticos porque los CD4 habían bajado de 486 a 380 y el Dr. quería que evitáramos una enfermedad oportunista. Poco a poco me fui mejorando del estómago por efecto del metronidazol. Fui muy feliz cuando, después de más de un mes, empecé a hacer evacuaciones sólidas.
El 8 de febrero tenía consulta, pero "se me olvidó" que era a las 9:00 y llegué a las 11:30; el Dr. se rehusó a atenderme porque tenía ya muchos pacientes por delante. No se me olvidó la hora de la tcita, más bien me auto-sabotée. Años de terapia me han ayudado a conocer los recovecos de mi subconsciente.
Al día siguiente llegué, ahora sí a las 9:00. Después de las preguntas de rutina y un poco de información, el Dr. empezó a escribir la receta: Norvir, Reyataz y Truvada. ¿Tres medicamentos?, pensé, sin atreverme a preguntar. Pero, si los demás solamente toman dos... o uno. Bueno.
Mi amigo Jorge me había dicho que, cuando él empezó el tratamiento en noviembre pasado, tuvo náuseas, dolor de cabeza, sueños sicodélicos, cansancio extremo y mucho sueño, sobre todo el segundo día. Así que aplacé mi primera toma para el viernes 11 de febrero de 2011 a las 10 de la noche, pues el sábado podría descansar. Un día antes, organicé las pastillas en mi pastillero cortesía de Lilly con capacidad para cinco tomas.
Al sonar la alarma del reloj, cerré los ojos, dirigí una oración al Altísimo, pidiendo su anuencia y su protección y tragué las tres pastillas con un vaso de agua. Ya no había marcha atrás. Se reventó la burbuja. Crucé la línea divisoria.
Para mi sorpresa, no se presentaron molestias como las que sufrió Jorge, si acaso un poco de dolor de cabeza, una ligera acidez estomacal (he tenido mucho peores) y un poco de cansancio y dolor muscular. Antier volví a una consulta de rutina y al Dr. le agradó que no hubiera habido rechazo. Nueva consulta en 30 días más y después de eso un examen de carga viral para comparar.
Estos días me he sentido más feliz, más vivo que nunca, con muchos deseos de cantar, de reír, de ser feliz y amoroso, de pasar tiempo con mis amigos, de correr hasta cansarme, de nadar, de vivir. Me encanta despertar antes de que salga el sol, ver sus primeros rayos, las plantas retoñando y anunciando que la primavera está cerca, los autos, la gente, las nubes, el viento, el aroma de mis azahares, los ojos de mi perro.
Incluso me estoy enamorando como loco, todo el día pienso en él, sueño con besar sus labios, abrazarlo, reírnos juntos, compartir muchos momentos juntos de aquí en adelante. He vuelto a cantar, y escucho canciones que hablan de amores secretos, inconfesados.
Pero él no lo sabe, creo que no se ha dado cuenta. Él también es seropositivo. Él sufre por alguien que ya no está, regresó a su ciudad de origen. Hace poco empezamos a platicar todos los días, con más confianza y apertura. Me cuenta que lo extraña y que quiere que vuelva, yo lo escucho sintiendo que el corazón se me encoge y que me lleno de celos. Y yo que ya no aguanto las ganas de decirle todo lo que siento por él.
Ricky Gervais
3 years ago
Me gusta tu manera de escribir. Ya estamos más cerca de que todo esto quede solo como un recuerdo, sé que la ciencia no demorará en encontrarle la vuelta.
ReplyDeleteUn abrazo desde Argentina